DIA 18: GUERRA ESPIRITUAL

Este es el Día 18 y estamos aprendiendo acerca de la misión de Dios. Uno de los conceptos menos comunicados, es la batalla espiritual que los cristianos enfrentamos. Es verdad que luchamos contra nuestra naturaleza, a veces nos cuesta someternos a Dios, pero eso no es todo. Hay fuerzas espirituales activas luchando en el mundo espiritual invisible. No estoy tratando de asustarle, ni de decir que todo lo negativo que sucede es por culpa de Satanás. A veces las decisiones que tomamos producen consecuencias negativas; o tenemos falta de dominio propio, lo cual puede dañarnos o ponernos en un estado depresivo.

Hace años atrás oí decir que esta batalla existe porque la "eternidad está en juego”. Nuestras almas tienen un destino después de esta vida. Irán al cielo o al infierno y se está librando una guerra por nuestras almas, incluso por las de aquellos más malvados. Hay un estigma en la guerra espiritual porque ciertos cristianos han sacado este tema de contexto o lo han enfatizado mucho y sienten que Satanás es una fuerza imparable. La verdad es que el enemigo no quiere que comprendamos el poder, la libertad y la autoridad que ahora tenemos. Si entendiéramos y usáramos ese potencial, nuestras vidas realmente cambiarían y seríamos realmente peligrosos para el reino de la oscuridad. ¿Puedes imaginar cómo sería si los cristianos estuvieran 100% comprometidos y supieran luchar en esta batalla?

LA BATALLA

Batalla Contra la Naturaleza Pecaminosa:

Como hemos destacado en el Día 4, estamos en una batalla entre dos fuerzas, que so la Naturaleza Pecaminosa ("la carne") y el Espíritu. El mejor ejemplo bíblico de la naturaleza pecaminosa está en Romanos 7...

Romanos 7:14-25 Sabemos, en efecto, que la Ley es espiritual. Pero yo soy meramente humano y estoy vendido como esclavo al pecado. No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco. Ahora bien, si hago lo que no quiero, estoy de acuerdo en que la Ley es buena; pero en ese caso, ya no soy yo quien lo lleva a cabo, sino el pecado que habita en mí. Yo sé que en mí, es decir, en mi carne, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que habita en mí. Así que descubro esta ley: que cuando quiero hacer el bien, me acompaña el mal. Porque en lo íntimo de mi ser me deleito en la Ley de Dios; pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay otra ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra lo que considero bueno, y me tiene cautivo. ¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo sujeto a la muerte? ¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! En conclusión, con la mente yo mismo me someto a la Ley de Dios, pero mi carne está sujeta a la ley del pecado.

Lo que Pablo dice aquí, es que por nuestra naturaleza pecaminosa viviremos con una inclinación hacia el pecado hasta que conozcamos a Jesús. Las buenas noticias (versículo 25), nos dicen que tenemos liberación por medio de Jesucristo. Podemos luchar contra la tendencia hacia el pecado, por medio del poder del Espíritu Santo. Si no recuerdas cómo luchar contra el pecado, pon atención al Día 2. No dedicaremos mucho tiempo a esto ya que lo hemos hecho en discusiones anteriores, pero quise tocar este tema mientras hablamos de la batalla, porque el enemigo intentará usar nuestra naturaleza en nuestra contra constantemente.

La Batalla Espiritual:

La guerra espiritual es tan real, que tenemos la capacidad de verla frente a nosotros, pero debemos tener los ojos espirituales para poder notarla. Mientras más estamos conectados con el Espíritu Santo, más evidente se hace esta realidad. Sin embargo, también mayor es la paz, la vida y el entendimiento que tenemos (Romanos 8:6). Habiendo dicho esto, no significa que el diablo está en cada esquina o debajo de cada piedra. No viva en paranoia, ni en temor, porque tenemos Victoria en Cristo y en el poder del Espíritu Santo. Más abajo encontrará algunos versículos que nos ayudan a luchar contra el temor y contra el sentimiento de derrota que a veces podríamos experimentar.

2 Timoteo 1:7 “Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio”.

Romanos 8:37-39 “Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor”.

1 Corintios 15:57 ¡Pero gracias a Dios que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!

Ya que sabemos que tenemos victoria por medio de Cristo Jesús, debemos comenzar a entender cómo ataca el enemigo. Usualmente nos ataca cuando estamos vulnerables, con la guardia baja o cansados. Puedo prometer una cosa. Estos primeros meses son especialmente vulnerables porque usted es nuevo en su fe y está buscando a Dios. El enemigo hará todo lo posible para alejarlo de Dios.

1 Pedro 5:8 Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.

Recuerde, usted tiene la victoria, pero debe vivir en ella. Pero ¿cómo se puede estar en guardia todo el tiempo? Una de las mejores maneras de pensar en esto, es pensar como los soldados. ¿Los soldados van a la guerra diariamente en shorts, sandalias y camiseta? ¡No! Ellos van a la guerra con toda la ropa y equipamiento necesario para el día. Como cristianos debemos tener la misma mentalidad; debemos ponernos la “armadura espiritual” cada día y saber que la batalla se pelea a diario. La mejor forma de hacerlo, es despertar cada mañana y pasar tiempo con Dios, recordando lo que dice el libro de Efesios.

Efesios 6:10-13 Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con fi.

ARMADURA ESPIRITUAL

Tenemos la armadura espiritual para pelear esta batalla. Aquí hay algunos versículos que nos ayudarán a comprender esta verdad.

Efesios 6:14-17 Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.

 El Cinturón de la Verdad:
La verdad nos sostiene. La verdad de Dios se manifiesta en nuestras vidas a través de la estabilidad, la integridad y la honestidad. Estos son atributos del carácter del creyente, pero también son un reflejo de Cristo. Al leer esta sección de las Escrituras, Pablo describe la armadura de un soldado romano. El “cinturón” era parte de su uniforme, el cual sostenía la espada, contrapesaba su armadura y ayudaba a asegurar la coraza. Más abajo verá que la coraza representa la “justicia”, pero la justicia no existe en el creyente si no camina en la verdad. Tampoco podrá usar la espada del Espíritu, porque es la Palabra de Dios y representa la verdad de Dios. El “cinturón de la verdad” sostiene toda la armadura del creyente. Sin la verdad, no estaríamos bien preparados para la batalla y estaríamos desequilibrados.

La Coraza de Justicia:
La coraza del soldado romano protegía su corazón, los pulmones y otros órganos vitales durante la batalla. Pablo habla de la “coraza de justicia”. La justicia se puede definir como la calidad, estado y característica de ser recto o justo; en pocas palabras, hacer lo que es correcto. No se puede saber qué es lo correcto, a menos que conozcamos la Palabra de Dios y seamos guiados por el Espíritu Santo. Seguir la Palabra de Dios y su Espíritu nos protege espiritual y físicamente. En esta batalla, nos “ponemos” su justicia o su rectitud, lo cual nos ayuda a evitar los ataques del enemigo y a defendernos de ellos. Recuerde lo que dice Juan 10:10; el enemigo ha venido a robar, matar y destruir. Él no está jugando, y tampoco nosotros deberíamos hacerlo.

Nuestros Pies Calzados con el Evangelio:
Como creyentes en esta batalla, tratamos de llevar las Buenas Noticias de Dios, o el evangelio, a los que nos rodean. En medio de esto, estamos en una batalla espiritual y física violenta. El evangelio da paz a quienes están en un tormento espiritual y sólo a través de una relación con Cristo pueden hallar paz, seguridad y libertad. Los soldados romanos tenían sandalias como parte de su uniforme y los creyentes deben calzar las buenas noticias de Jesús, llevándolas a quienes están luchando espiritualmente. Deje que la paz le guíe; el enemigo quiere perturbar su paz al frustrarnos, pero no se lo permita.

El Escudo de la Fe:
El escudo es una parte fácil de entender en la armadura romana. Se usaba para proteger al soldado romano de las flechas, espadas y otras armas. El enemigo vendrá al cristiano desde todos los ángulos y esa es la ventaja de tener un escudo. Es móvil y permite defenderse de todos los ángulos de ataque. De la misma forma, nuestra fe nos cubre en todos los aspectos del ataque del enemigo. Recuerde, la fe es confiar y depender de algo o alguien. En este sentido, confiamos en que Dios nos protege del enemigo. Él es nuestro escudo. Específicamente, este pasaje menciona flechas encendidas lanzadas en contra nuestra, pero dice que el escudo de la fe puede extinguir TODAS las flechas, si nuestra confianza (fe) está completamente en Dios.

El Casco de la Salvación:
Tal como un casco protege la cabeza de un soldado, Pablo recomienda el “casco de salvación”, para proteger la mente y los pensamientos del creyente. Este casco representa la seguridad de salvación y la esperanza de vida eterna en Cristo; nos da confianza de quienes somos en Él y provee estabilidad mental y espiritual en nuestros pensamientos. Satanás planta pensamientos, como vemos en Génesis 3, cuando le dice a Eva, “¿Conque Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?" La batalla de la mente es real y el enemigo tratará de convencerte de muchas cosas, pero saber quién eres y la seguridad que tenemos en Cristo, establece una gran confianza en nuestra identidad.

La Espada del Espíritu:
Finalmente, esta es la primera y única arma mencionada dentro del pasaje. Simboliza la Palabra de Dios, la cual es un arma poderosa para los creyentes, para combatir los desafíos espirituales, como la tentación y el engaño. Como mencionamos anteriormente, vemos a Jesús mismo, que usó las Escrituras para luchar y defenderse del enemigo. Lo hizo durante todo su ministerio. Cuando Jesús fue tentado en el desierto, recitó en voz alta las Escrituras. No sólo debemos declarar la Palabra de Dios internamente, sino que es necesario también declararla en voz alta, en momentos de oración y en momentos en que estamos siendo atacados. ¡Hay poder en Su Palabra!

VERSO DEL DIA

1 Pedro 5:8 

Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.

LAS PREGUNTAS DE HOY

RECURSOS ADICIONALES

Book - The Handbook for Spiritual Warfare
- Ed Murphy : Clic Aquí